Desde un punto de vista esencialmente operativo, la hipnosis supone una situación donde a través de una serie de procedimientos (sugestivos) el terapeuta sugiere al paciente que experimente diversos cambios a nivel sensorial, perceptual, cognitivo y de control sobre la conducta motora directamente observable (Kihlstrom, 1985).
El llamado proceso hipnótico tiene por objeto que estos cambios sugeridos por el terapeuta puedan producirse rápida y efectivamente. Dentro de éste, las técnicas de inducción hipnótica juegan un papel primordial, modificando ciertas variables del sujeto, con objeto de facilitar estos cambios.
La hipnosis también es útil para el tratamiento de la ansiedad y las fobias (J. C. Clarke y Jackson, 1983; 1995; D. Spiegel y cols., 1981b; Stanton, 1993). Puede ser especialmente útil como instrumento complementario en el tratamiento de los estados ansiosos, ya que potencia la capacidad para controlar las respuestas somáticas.
Aunque, la sensibilidad a la hipnosis de los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada es baja, los estudios señalan que los pacientes fóbicos son, como mínimo, hipnotizables en un grado normal o muy hipnotizables (Frankel y Orne, 1976). Muchas de las estrategias de tratamiento que utilizan la hipnosis tienen en común que usan la reestructuración cognitiva combinando la visualización con la relajación física.
Dentro del marco de la terapia cognitivo-conductual, las técnicas de relajación constituyen una pieza fundamental del arsenal terapéutico. El aprendizaje de la respuesta de relajación es una estrategia efectiva de afrontamiento a la ansiedad. Antes de comenzar con el proceso hipnótico, el paciente es entrenado en relajación, lo que permite que 1) aprenda una estrategia efectiva de reducción de la respuesta de ansiedad, que luego utilizará en la exposición imaginada en hipnosis y en la práctica posterior. El entrenamiento en relajación a utilizar es preceptivo del terapeuta pero existen básicamente tres grandes estrategias utilizadas en el ámbito clínico: 1) tensión-distensión, característica del entrenamiento en relajación muscular progresiva y sus variantes 2) control de la respiración, característica de las técnicas de carácter meditacional como la respiración condicionada de Benson y 3) sugestión, característica de métodos como el entrenamiento autógeno de Shultz o la hipnosis.
Entre los diversos métodos de relajación basados en la sugestión existentes, el desarrollado por Milton J. Marmer (1959) refleja claramente el efecto de la reducción gradual del nivel de activación. Diversos estudios han comprobado que la hipnosis, como procedimiento de desactivación, influye especialmente a nivel cognitivo-subjetivo, favoreciendo las sensaciones de bienestar y autocontrol.
A través de la sugestión posthipnótica el paciente puede ser condicionado a experimentar relajación o algún otro tipo de estrategia de afrontamiento durante los episodios estresantes. La autohipnosis puede utilizarse para estabilizar los logros obtenidos durante la sesión terapéutica en relación al control del estrés.
La sugestión posthipnótica puede considerarse como una forma de condicionamiento de orden superior que se produce en un solo ensayo y es elicitado verbalmente. Sobre respuestas que ya han sido previamente condicionadas durante la sesión de hipnosis, el terapeuta describe un nuevo condicionamiento basado en un estimulo inicialmente neutro, que pasará a elicitar las respuestas condicionadas de control y reducción de la ansiedad ya establecidas durante la hipnosis, convirtiéndose en el nuevo estímulo condicionado.
La mayoría de los métodos se basan en fomentar una hiperconcentración de la persona en un objeto, idea o imagen; En generar algún tipo de respuesta ideomotora y/o ideosensorial, y en dar sugerencias de relajación. El uso de la imaginación es determinante y se recurre a ella constantemente.
Se comienza explicando a la persona en qué consiste la hipnosis y eliminando los conceptos erróneos. Asimismo, se le pide su colaboración.
Las sugestiones "hipnóticas" pueden ser utilizadas casi para cualquier
tipo de problema, pero no con cualquier tipo de persona. No presenta contraindicaciones por peligros inherentes a la técnica.
No sería apropiado hipnotizar a una persona que reúna alguna de las siguientes características: